viernes, 3 de abril de 2020

HISTORIAS DE LA ETERNIDAD


                                      


A muchos años de aquel día vivo en la playa, en mi vieja cabaña.
No estoy solo, mi perro me acompaña y me cuida.
Mis libros me regalan cientos de vidas pasadas y futuras
y mis historias me llevan a conocer el mundo y el espacio.

El fuego me da calor, el viento me refresca.
El agua calma mi sed, la luna mi ansiedad.
El sol me fortalece, el olvido me cura.
Las cicatrices desaparecen bajo capas de soledad.

Camino por la arena hasta perderme en la inmensidad.
Más las gaviotas me enseñan el camino de regreso.
La tierra y el mar me dan el sustento, no tengo hambre.
Tengo lo que necesito pues el planeta me lo da.

En aquel lejano día, el tiempo se detuvo para mí.
Fue cuando ella abrió la puerta y se fue.
Solo sombras, gritos y demonios quedaron.
Conviví con ellos y me atormentaron hasta que decidí olvidar.  

Ya no recuerdo su rostro, sus ojos, sus manos,
no recuerdo su voz, su sonrisa, su tristeza.
Yo no quise quedarme con su recuerdo.
Ella no querría la recordara y cumplí.

Ahora es solo un pequeño punto en el Universo eterno.
Sin nombre ni historia, sin cuerpo, sin alma.
Recuperé mi tiempo y hago con él lo que quiero.
Vivo, leo, escribo y camino con mi perro bajo un cielo estrellado,

mientras la luna me cuenta historias de la eternidad.

Richard
02-04-20





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