martes, 30 de abril de 2019

PREGUNTAS




Me gusta caminar, siempre me gustó.
Con frío y con calor, con sol y con luna, con viento y con lluvia.
De niño, en invierno caminaba en soledad hasta la playa
y me sentaba en el abismo del espigón para ver el mar embravecido y gris,
que quería llegar a mí, pero no podía, quizás llevarme, más no lo permitiría.

Podía estar horas sentado, pensando solo con el frío de mi alma.
Y allí, frente a la inmensidad, a Dios, a la vida futura,
Me preguntaba si sería feliz alguna vez.
Me preguntaba porque estaba en este mundo y cuál era mi misión.
De donde venía y hacia donde iba…preguntas.

Con el tiempo aprendí, leí y escuché historias reales y no tanto.
Allí fue que mi imaginación se plagó de leyendas, de cuentos y poesía.
Hoy me gustaría darle a aquel chiquillo solitario,
sentado frente al mar, las respuestas que encontré.
¿Para qué había venido a este mundo? 

Para ser feliz y dar felicidad, para aprender y enseñar.
¿Mi misión?  Poblar la tierra con dos maravillosos hijos.
¿De dónde vengo? Del amor de alguien más, mucho más grande e inexplicable.
¿Hacia dónde voy? A encontrarme con el amor de mi vida,
Con esa mujer que le daría sentido a mi existencia.  

Mujer, niña, adolescente, joven y adulta,
honesta con sus principios. sus sentimientos,
honesta con la vida y con el amor.
A esa mujer, apasionada y romántica,
cuyas caricias arrancan escalofríos.

Sus labios son una invitación a volar por los cielos,
escuchando la melodía que sale de las entrañas del Universo.
Vos eras mi meta, mi camino, mi amor. 
Ahora solo queda caminar juntos hacia el futuro.
Un futuro que no sé cómo será, pero sí sé que será enamorados.
                                                   
                                                     F    I      N

Richard

30-04-19

lunes, 29 de abril de 2019

LA CAPILLA DEL DANTE


Fueron muchos los años que debimos esperar para viajar al lugar más soñado por Delia.
Ella planeó el viaje a Florencia con minuciosidad pues quería fuera perfecto, el más recordado de nuestras vidas.
Había leído la increíble historia del Dante y Beatrice de muy pequeña y desde entonces quería conocer aquel santuario para dejar su carta, pidiendo por nuestro amor, por su eternidad.
Ya en la bella e icónica ciudad gozábamos cada instante allí, revivir la historia de Florencia era único e inenarrable.
Pasaron varios días sin darnos respiro en conocer cada rincón de la cuna mundial del arte y la arquitectura.
Una noche salimos del hotel para caminar por la ciudad y llegamos a un bello e histórico puente.
Noté a Delia muy callada durante el trayecto y recordé que durante la tarde estuvo chateando casi una hora con el hermano.
-Alguna mala noticia. - pensé más respeté su silencio. Sabía que me lo contaría cuando fuera el momento.
Ya en la pasarela sobre aquellas aguas, Delia se abalanzó sobre mí y me abrazó muy fuerte, llorando desconsolada.
-Mi amor, mi amor. No pensé jamás que sería ahora, soñaba con nosotros, muy ancianos y chiquitos, viviendo en una playa, felices, amándonos como el primer día. Pero no podrá ser. - Me dijo con voz entrecortada por las lágrimas.
Mi corazón latía como si quisiera escaparse del pecho, mi estómago se retorcía, mis cabellos negros, de repente eran blancos, mi visión se nublaba y mis manos se arrugaban y temblaban.
- ¿De qué hablás por favor?, ¡Decime qué pasa, me estás matando por Dios! - Dije casi gritando.
-Me muero Armando, los análisis que me hice la hace dos semanas dieron positivos, es terminal, amor. Me lo dijo mi hermano hoy, lo obligué a contármelo. -
Comencé a gritar y a maldecir, desgarrado por el dolor mientras ella trataba de calmarme, pues quería seguir hablando.
-Armando, amado mío, tomé una decisión y es que hoy quiero morir en tus brazos, aquí en Florencia, es mi voluntad y cuando cierre los ojos quiero navegar por este río, llevando tu amor dentro mío hasta la Eternidad. -
-Solo te pido que vayas a la Capilla del Dante y dejes en una de las canastas mi súplica a Beatrice. Sé que ella lo cumplirá, inmortalizará nuestro amor como Dante inmortalizó el suyo. -
Y me dio un pequeño papel blanco, delicadamente perfumado que lo guardé en mi abrigo.
-Te amaré por siempre y no temas, estaremos juntos otra vez, y otra y otra...pero ahora…viví, solo debés vivir. – Fueron sus últimas palabras.
De pronto una extraña paz nos envolvió.
Nos besamos largamente hasta que comencé a sentir sus labios fríos y el peso de su cuerpo inerte, sin vida.
Quedé en el piso con ella muerta, abrazado quien sabe por cuánto tiempo.       
Decidí cumplir con su voluntad por lo que bajé con ella hasta la orilla del río y allí la deposité para que la corriente hiciera lo suyo.
Me quedé sentado en un banco de madera del puente mirando sin ver.
De pronto nada me quedaba y mi alma navegaba por ese río.
Nunca encontraron su cuerpo. Seguramente el mar lo recibió con ternura y lo meció con delicadeza para que los ángeles de los océanos la llevaran hasta su última morada.  
Lloré sin lágrimas toda la noche escuchando la Sinfonía del Dante de Franz Liszt.
Fue cuando comenzó a salir el sol que, que, vestido como estaba, salí a la calle a tomar el taxi que me llevara a la Capilla.
Al llegar me quedé inmóvil por la emoción.
Cuando pude, entré en aquel Santuario y mi corazón comenzó a latir otra vez pues estar allí era como estar otra vez, cerca de ella.
Me conmovió el lugar y su misticidad.
Caminé lentamente hasta una de las canastas, me detuve y saqué de mi bolsillo la carta de papel blanco inmaculado.
Antes de dejarla la leí por última vez.
-Querida Beatrice, te pido por favor inmortalices nuestro amor, Armando es el hombre elegido por mí para caminar hacia la eternidad y sé que yo soy la elegida por él.
Nuestro amor es infinito, celestial, eterno y nada logrará separarnos, ni siquiera la muerte.
Gracias, confío en vos.
Delia.-
Con mucha delicadeza dejé la misiva en la canasta y satisfecho por haber cumplido con la voluntad de mi amor, salí de la capilla.
Ya afuera, respiré muy profundo y me quedé inmóvil contemplando la magnificencia de las callecitas de Florencia, con sus faroles antiguos, las fachadas históricas y las personas que iban y venían.
Más de pronto, un estallido de luz iluminó la calle.
Durante un tiempo indecible veía solo una blancura brillante.
Cuando comenzó a aclararse pude ver en la pequeña vereda de enfrente, a una mujer de espaldas, caminando de forma grácil y elegante, con su larga melena negra moviéndose al compás del viento. Era Delia.
Salí tras ella perdiéndome en aquellas románticas calles de Florencia.  
 
                                                                     F      I      N

Richard

29-04-19
 

viernes, 26 de abril de 2019

UN GORRIÓN ME ENSEÑÓ.




La luna le estaba dando luz a la mitad del mundo.
Mientras de este lado un gorrión rojo volaba errante en la noche.
Tenía una tarea, alguien se la encomendó.
Y allá va, orgulloso y decidido pues nada lo detendrá.

Llegó y se posó en las viejas maderas del marco de mi ventana.
Me miró a través del vidrio y lo dejé entrar.
Cuando abrí, voló raudo hacia mi cuarto, atravesando la casa.
Se quedó inmóvil sobre la alfombra marrón, un regalo de mi abuela.

Encendí de la luz de la lámpara, lo miré y el gorrión me miró.
Sentí que lo enviaron para algo sin saber para qué.
Miré y pensé, una y otra vez y otra vez más.
Hasta que aquella ave comenzó a picotear la alfombra.

Se alejó, se posó en el cuadro de La calle de los Suspiros y me miró.
Levanté la alfombra y un dolor enorme me apresó.
Era un océano de tristezas, oscuro, sin luna que apareció.
Y sobre el flotaban palabras no dichas, mil promesas incumplidas, decenas de mentiras.

Cientos de verdades a medias, penas eternas, sueños perdidos, besos sin labios, soledades.
Caricias no regaladas, manos frías, silencios de amor, adioses sin miradas.
Recuerdos putrefactos, recuerdos intactos, recuerdos.
Todo lo fui escondiendo debajo de la alfombra en forma de sueños.

Debía sacar todo de allí, no podían permanecer más en ese lugar.
Y mientras mis lágrimas surcaban mi cara y mi garganta se desgarraba a gritos,
todo comenzó su vuelo hacia ese rincón del Universo donde se guardan las tristezas.
Entre brumas aparecieron rostros, gestos, palabras, manos, besos, despedidas.

El gorrión levantó vuelo y salió por la ventana, heroico.
Fue allí que mi corazón latió más fuerte, fue allí que mi alma sonrió,
al sacudirse el polvo acumulado por siglos.
Sé ahora que no esconderé más mis penas debajo de la alfombra.

                                                YA NO MAS

Richard

04-12-18 editado 26-04-19




martes, 23 de abril de 2019

PEREGRINACIÓN



Mi alma, dueña de esa chispa única que nos regala el Universo,
ha estado vagando mucho tiempo por infinitas soledades.
Ha recorrido la eternidad en barcos piratas y bicicletas espaciales,
durante noches eternas, sin final, a veces con estrellas, a veces no.
y durante días sin atardeceres, con nubes y lluvias.

Estuvo en mundos invisibles, grises y negros.
En mundos de fríos perpetuos y lluvias perennes.
En mundos donde los secretos se guardan por siglos.
En mundos donde los siglos son secretos.

El peregrinaje se extendió más allá de mis fuerzas.
Mi imaginación, otrora con luces y colores,
Parecía esos días grises y bucólicos.
Pensé que moría, pero te encontré.

Y pude ver los cientos de mundos en tus ojos.
Y pude sentir todos los amores de la historia en un segundo.
Y pude soñar con sábanas blancas y playas blandas.
Y pude oír la música que el cielo ejecuta para los que se aman.

Ahora que estoy en casa, nuestras almas se regocijan.
Y podemos caminar por la orilla de la playa.
Conversando serenamente, mirándonos hasta llegar a Dios.
Besándonos eternamente, amándonos.  
                                                           
                                                           F       I       N


Richard

23-04-19

miércoles, 17 de abril de 2019

LAS ESTACIONES


Tu ausencia se hizo invierno.
El frío llegó y buscó mis venas.
Quería hurgar en ellas y congelarme la sangre.
Y así fue, en una estatua de hielo me convertí.

Mi corazón quedó atrapado en un letargo helado.
Mis ojos miraban sin ver.
Mis manos tocaban sin tocar.
Mi boca besaba sin besar.
Mis cabellos se volvieron blancos como la nieve.

Hasta que regresaste pues estaba escrito que así sería.
Trajiste con vos a la primavera, el sol y los amaneceres.
Los vientos comenzaron a soplar suaves y cálidos
y el deshielo comenzó, mi corazón latió otra vez.

La roja sangre corrió con furia por mis venas.
Y mi boca caliente te besó con pasión infinita.
Mis manos acariciaron tu piel de porcelana.
Mis ojos volvieron a mirarte.

Era amor, nuestro amor.
Reímos y lloramos, peleamos y nos reconciliamos.
La sinfonía del Universo nos mecía en la cama.
Y mis cabellos negros regresaron.

Fue entonces que el majestuoso verano hizo irrupción
y nos quemó la piel, hirviendo nuestra sangre.
Nuestra desnudez encandilaba a las estrellas.
Y encendía a la luna.
La fauna del Universo nos miraba con celo.

Más somos seres humanos.
Imperfectos, sensibles, orgullosos.
Dejamos de hablar y de encandilar a las estrellas
La sangre se había enfriado.

Los besos ya no eran besos.
Las lágrimas de dolor destrozaban la sinfonía.
Y el silencio nos derrotaba.
El otoño de nuestro amor nos abofeteaba.
Las palabras de amor se hicieron manto
en las plazas, como la hojarasca de otoño.

Y mi corazón se detuvo otra vez.  
El invierno llegaba para quedarse.
El frío atravesó cada célula de mi ser.
La estatua de hielo comenzó a gestarse.

Mis cabellos blancos se confunden con la nieve.
Y miro sin ver, beso sin besar, toco sin tocar.
Sé que jamás aguardaré a tu perfumada primavera otra vez.
Sé que, en algún lugar, una buena mujer me amará de verdad.

Richard
Año 2017, editado 17-04-19

lunes, 15 de abril de 2019

PALABRAS




Hay palabras que aman.
Palabras que odian.
Palabras que acercan.
Palabras que alejan.
Y palabras vacías.

Cuando pienso en vos
Solo palabras que aman se ciernen sobre mi mente
Y quiero abalanzarme a tus brazos.
Rodear tu cintura con mis manos.
Besar tu boca vacía y llenar tu alma de amor.

Y llegué al infinito, con tus palabras montadas sobre nubes blancas.
Y alcancé la divinidad, con tus palabras surcando océanos de amor.
En las alas de viento, mis palabras llegaron a vos.
En cada gota de lluvia, encerré una palabra que me lleva a vos.
En cada leño crepitando, una chispa de fuego es una palabra de amor.

Cierro los ojos y solo palabras veo.
Palabras de amor, compañerismo, amistad, solidaridad.
Paz, comprensión, fe, alegría.
Felicidad. Verdad. Honestidad.
No hay lugar para palabras vacías.

Solo palabras que aman.
Solo palabras que expresan sentimientos.
Solo palabras que emocionan.
Solo palabras que hacen reír y llorar.
Esas palabras…

                                                F     I      N   

15-04-19




jueves, 4 de abril de 2019

ILUSIONES




Cuando Thelma me dijo que sí, debo haber parecido un canguro saltando.
¡Ir al cine con Thelma era lo mejor que me podía pasar en ese año!
Fueron muchos los problemas que soportaba por esos días; la enfermedad de mi hermano, las notas en el boletín del colegio que no pasaban de un cuatro, me había lesionado en el hombro jugando rugby y los aductores jugando al futbol y ya no conseguía dinero alguno para comprar discos.
Mis novias no me duraban más de siete días y mi perro se había perdido en Santa Clara del Mar.
Por eso, ese SI de Thelma, la chica más linda del barrio, fue un bálsamo. Jamás pensé que me diría que sí, pero lo hizo.
Corriendo fui hasta mi casa, tomé el diario de mi padre y fui al baño con la sección de espectáculos para ver la cartelera pues tenía que elegir la película.
-Love Story…no, muy maricona.- dije en voz alta.
Godzilla…tampoco, muy tonta, se le podía ver el cierre relámpago en la espalda de los trajes de monstruos que utilizaban. El de la película El monstruo del Lago era para reírse. Pensé.
Me decidí cuando vi que estaba en cartel la de Steve Mc Queen, “Las 24 horas de Le Mans”. Carreras. Perfecto.
La llamé por teléfono y quedamos en encontrarnos el sábado en la puerta del Atlantic a las cuatro de la tarde. Comenzaba a las cuatro y cuarto.
Cuando corté y me di cuenta que era jueves me quise morir, faltaban más de dos días. Tendría que pensar en cómo hacer que el tiempo corra más aprisa.
Nunca pensé en Thelma como novia, me parecía muy perfecta, siempre arreglada y era la mejor alumna de su división.
Yo era un adolescente desaliñado, vago, mal alumno, y solo me gustaban los deportes y la música.
Recordé en que pensaba cuando se lo propuse y bajo qué circunstancias lo hice.
Salía del colegio, de la clase de gimnasia a las cinco de la tarde y ella de la casa de su amiga que estaba a media cuadra de la escuela. Coincidimos y caminamos juntos las siete cuadras hasta nuestros hogares pues vivíamos a quinientos metros de distancia.
Nunca habíamos hablado a pesar de haber coincidido varias veces en fiestas y reuniones, pero esa tarde pasó algo, ella me saludó con un beso en la mejilla y me preguntó por la salud de mi hermano. Comencé a contarle y sentí que lamentaba lo que estaba ocurriendo con su salud.
Al llegar a la puerta de su casa, fue un impulso inusual preguntarle.
- ¿Queres ir al cine uno de estos días? - Y me aleje un poquito esperando el no por respuesta y para encender un cigarrillo más.
-Sí, elegí la película y vamos, me gustaría. - me respondió con voz suave.
Esa noche de jueves me dormí pensando en porque, me había dicho sí. Llegue a la conclusión de que era para apoyarme por la enfermedad de mi hermano. Antes de dormirme pensé que quizás yo le gustaba.
El viernes me levanté como todos los días, arrastrándome y llegué al colegio arrastrando la osamenta.
Solo en los recreos me despertaba y fue allí que le conté a mis amigos que iría al cine con Thelma.
Al principio no me creyó nadie y más tarde tampoco.
Ese día fue bueno pues solo me habían puesto un UNO en historia, en las demás materias no hubo pruebas.
Habíamos quedado con los chicos en juntarnos esa tarde en la casa de Maxi a escuchar lo nuevo de Yes.
Estuvimos hasta la noche en su cuarto escuchando Fraile y todos los demás discos hasta que el tío de Maxi entró y al ver que no se veía nada por el humo de cinco adolescentes fumando sin parar nos echó a la calle.
Antes de llegar a mi casa pasé por la puerta de la casa de Thelma, con la ilusión de verla y charlar unos minutos.
Las luces estaban apagadas así que deduje que no había nadie y me fui.
Al llegar, encontré milanesas en la mesa y una nota que decía:
-Comé y andate a dormir que nosotros nos vamos a quedar en la clínica con tu hermano. No hagas cagadas. - Era la letra de mi padre.
Fui a la cama con mi radio a escuchar el programa de Badía y mis cavilaciones me llevaron a pensar en qué pasaría si en el cine le daba un beso.
-Seguro se enoja. - dije en voz alta.
Me está haciendo un favor, no es posible quiera algo conmigo. Pensé.
Los pensamientos fueron cada vez más intensos por lo que me fui al techo subiendo por la pileta del patio y me fumé un cigarrillo mirando el cielo y pensando en que estrella viviríamos una vez muertos. Yo quería una cerca de mi hermano, de mis amigos de la infancia y porque no, cerca de la de Thelma.
Al bajar me fui al baño a lavarme los dientes y la boca para borrar las huellas del tabaco y me acosté para dormir.
¡Sábado! Me desperté muy temprano, a las ocho. Me vestí y fui a la cocina para tomar y comer algo. Pero no había nadie, mis padres no habían regresado.
Con la casa para mí solo me preparé un licuado de bananas y comí dos sándwiches de jamón y queso, desnudo por supuesto y escuchando con el volumen al máximo a mi banda favorita, Focus.
Cerca del mediodía y sin hambre me bañé a conciencia. Hasta me peiné.
Busqué mi mejor jean, remera, sweater, campera y botas de gamuza. Hasta le robé un poco de perfume a mi padre, Pachuli.
Y me senté en el sillón pues aún faltaban dos horas. Encendí el televisor y no había nada que me interesara a pesar de que estaban dando Sábados de Súper Acción, películas y más películas una detrás de la otra desde el mediodía hasta la noche.
Cuando no pude más de ansiedad salí caminando con rumbo al cine.
Llegue a las tres y treinta, faltaba media hora. Tiempo suficiente para dar la vuelta a la manzana más de cinco veces.
A las cuatro en punto, me quedé inmóvil en la puerta del Atlantic.
Cuatro y cinco y Thelma que no llegaba.
Tampoco a las y diez. Comencé a inquietarme pues la película comenzaría y nosotros estábamos afuera.
Y cuarto en punto entré, compré dos boletos y me senté cerca de la puerta de la sala para verla cuando llegara. Le avisé al acomodador.
Pero nunca llegaría. Terminó la película y con ella las ilusiones.
Comencé a caminar para llegar a mi casa no sin antes pasar por la casa de Thelma para preguntarle si le había pasado algo.
Cuando la vi en la puerta de su casa con sus amigas decidí no detenerme. Supe que no me lo había dicho en serio. Había sido una ilusión.
No la vi mas.
Fue entonces que caminé hacia la clínica y me quedé charlando con mi hermano toda la noche…

                                                            F      I       N 

Richard
04-04-19