Me gusta caminar,
siempre me gustó.
Con frío y con
calor, con sol y con luna, con viento y con lluvia.
De niño, en invierno
caminaba en soledad hasta la playa
y me sentaba en el
abismo del espigón para ver el mar embravecido y gris,
que quería llegar
a mí, pero no podía, quizás llevarme, más no lo permitiría.
Podía estar horas
sentado, pensando solo con el frío de mi alma.
Y allí, frente a
la inmensidad, a Dios, a la vida futura,
Me preguntaba si
sería feliz alguna vez.
Me preguntaba
porque estaba en este mundo y cuál era mi misión.
De donde venía y
hacia donde iba…preguntas.
Con el tiempo
aprendí, leí y escuché historias reales y no tanto.
Allí fue que mi
imaginación se plagó de leyendas, de cuentos y poesía.
Hoy me gustaría darle
a aquel chiquillo solitario,
sentado frente al
mar, las respuestas que encontré.
¿Para qué había
venido a este mundo?
Para ser feliz y dar
felicidad, para aprender y enseñar.
¿Mi misión? Poblar la tierra con dos maravillosos hijos.
¿De dónde vengo?
Del amor de alguien más, mucho más grande e inexplicable.
¿Hacia dónde voy? A
encontrarme con el amor de mi vida,
Con esa mujer que
le daría sentido a mi existencia.
Mujer, niña,
adolescente, joven y adulta,
honesta con sus
principios. sus sentimientos,
honesta con la
vida y con el amor.
A esa mujer,
apasionada y romántica,
cuyas caricias
arrancan escalofríos.
Sus labios son una
invitación a volar por los cielos,
escuchando la
melodía que sale de las entrañas del Universo.
Vos eras mi meta,
mi camino, mi amor.
Ahora solo queda
caminar juntos hacia el futuro.
Un futuro que no
sé cómo será, pero sí sé que será enamorados.
F I
N
Richard
30-04-19
No hay comentarios.:
Publicar un comentario