miércoles, 15 de enero de 2020

TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN AL MAR


                          

Soy un caminante y siempre lo seré.
Nací para caminar en la arena y moriré caminando en el mar.
Cuando mis piernas se mueven siento que estoy vivo.
Y el camino me llevará a donde quiero llegar.

Me fuí de mi casa caminando hasta la estación de trenes.
Dejé mis cosas en el asiento y deambulé toda la noche.
Quería dejar atrás las tristezas y a la muerte que me miró a los ojos.
Pero se llevó a mi hermano, dejándome a merced de los demonios.

Seguí mi sendero hasta llegar a una bella ciudad donde
un amor que creía eterno me aguardaba impaciente.
Imaginé que dar el sí en la Iglesia significaba “hasta que la muerte nos separe”.
Retomé el camino al poco tiempo con mi mochila de trastos y mi cuaderno de sueños.

Caminé y supe que los campos de girasoles eternos me enseñaban la ruta.
Una mujer, hijos, paz y familia me regaló la vida por un tiempo largo.
Más un día, paseando por el viejo derrotero, vi que los girasoles se habían marchitado.
Con un beso dejé mi cómoda vida para vivir con la furia de la sangre recorriendo el cuerpo.

Encontré que el camino estaba atiborrado de corazones rotos, oscuros, alegres, sombríos.
Me detuve en algunos, pero no eran lo que buscaba.
Buscaba sueños, proyectos de a dos e iba en pos de ellos con los dientes apretados.
Con vergüenza, pasión y algo de locura, era todo, por la mitad nada.

Solo una vez equivoqué el camino y me detuve en un paraíso inexistente.
Fui un niño tonto al que le robaron la ilusión de una fuente de dulces.
Herido regresé al camino y pude sentir el perfume del mar que me aguardaba.
Una suave brisa marina me envolvió y supe que estaba cerca.
Tantos años caminando y ya quería llegar.

Y en un amanecer donde el agua brillaba con los rayos del sol,
llegué a la playa del fin del mundo que siempre soñé.
Inmóvil sentí el murmullo de las olas y hasta las sirenas cantar.
Vi a las gaviotas volar y a los viejos galeones fantasmas navegar.

Embelesado mirando como los colores se mezclaban al azar,
Sentí su mano en la mía y solo atiné a besarla.
Sonreímos y caminamos juntos hacia el fondo del mar,
ese mar que guarda los tesoros con celo y a los amores hasta el final.

Richard
15-01-19

 


   



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