Aún con el cielo
marchito, el jardín de las almas brilla en la oscuridad.
La ausencia no
sobrevive, el viento no sopla y la lluvia no moja.
Las golondrinas
vuelan y se hunden en el cielo para anidar en las nubes.
Mientras los ángeles
guerreros lo protegen desde la primera vez.
Aquí abundan las
melancólicas dulzuras y las lágrimas con miel,
las risas de
caramelo y los gritos de algarabía cual circo de magia.
Los verdes cipreses
se apoderan de los secretos de las almas.
y en sus ramas
quedan colgadas palabras de amor.
En las noches
estrelladas, la luna se acuesta en la pradera
Y cuenta historias
a quien quiera oírlas.
Historias de amor
como la de Orfeo y Eurídice.
Historias desde
que abrimos los ojos en este mundo.
Aquí, el melodioso
susurro de las pequeñas aves enamora.
La antigua canción
que emerge del centro de la tierra, enamora.
La música de un
piano, un cello, un violín y una guitarra, enamora.
Tu cuerpo desnudo
sobre la verde gramínea, dormida…enamora.
Aquí no hay lugar
para crueldades ni ladrones de sueños.
Solo bondad en el
aire y amor en las gotas de lluvia.
Esas que curan las
heridas del alma en mujeres y hombres,
para brillar otra
vez con la luz de la eternidad.
Ya no se escuchan
los crujidos fríos de los corazones rotos
Ya no se escuchan puertas
cerrándose con violencia.
Ya no hay prisioneros
del amor perdidos.
Solo bienaventuranza
junto a un río de aguas cristalinas.
Ya no hay abismos oscuros
sin fondo ni final.
Ya la soledad
llora solitaria afuera del jardín.
Las tardes se
deshacen en armonía sobre hogueras de alegría.
Mientras la luna
somnolienta, se despierta con los besos del sol.
El jardín de las
almas tiene muchos nombres.
El jardín de las
almas existe en algún lugar, cerca, lejos.
Se halla en el
inagotable y perpetuo infinito.
Y hacia allí van las
almas que amaron de verdad en esta vida.
Richard
27-11-19
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