Enséñame tus ojos,
que quiero mirar las luces de los ángeles eternos.
Enséñame tu boca, pues
ansío beber los secretos de tus labios.
Enséñame tu
sonrisa para que la magia estalle a nuestro alrededor
Enséñame tus
cabellos que me contarán las historias que se hallan en los vientos.
Enséñame tu piel,
sedosa y suave para encender tu pasión a besos.
Enséñame tu flor
escondida, fruta prohibida, dulce e incomprendida.
Déjame llegar a tus
entrañas para que aniden mis estrellas en tu cielo.
Enséñame tus
pechos, con su aroma a madre para reposar en ellos.
Enséñame tus
sueños para que yo pueda soñar.
Enséñame tu
corazón para que yo aprenda a amar
Enséñame a llorar,
a reír, a ser feliz.
Enséñame el camino
para llegar a tu alma.
Te prometo que mi
vida ya no será un libro cerrado.
Te prometo que mis
silencios se llamarán a silencio.
Te prometo que
lloraré, reiré, gritaré, moriré y reviviré.
Te prometo que
solo un amor hay en mi corazón, TU amor.
Richard.
Siempre es un placer y un privilegio leer tus letras, querido amigo.
ResponderBorrar¡Te felicito por este hermoso poema!
Muchas gracias, me alegra mucho tu comentario y tu visita. Lastima que no sale quien lo escribe. Se que te conozco.
ResponderBorrarEs un verdadero lujo leerte! Tu sensibilidad se percibe, se trasmite, emociona hasta las lágrimas.
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