lunes, 27 de mayo de 2019

LA NOCHE DE LOS MIL AÑOS


Está escrito en libros arcaicos y escondidos en algún rincón del Universo,
que una vez cada mil años, un niño muy especial la bajará y la regalará por amor.
Y fue en algún momento del infinito océano del tiempo, que ocurrió.
Ella no se lo hizo sencillo por lo que el ángel, con su enamorada corrieron tras ella,
riendo, gritando, tropezándose y volviéndose a levantar para alcanzarla,
en medio de la silenciosa armonía del valle que emocionaba a las almas,
mientras el viento acariciaba sus rostros y jugaba con sus cabellos,
y las luciérnagas curiosas jugaban a iluminar los caminos.
Los perfumes de las flores embelesaban mezclándose con sentimientos y recuerdos.
También los animales, dóciles y serenos se acercaban para echarse en el pasto y mirar.
Justo allí, donde los gritos eufóricos del niño se escuchaban hasta desconocidos mundos.
-Ya la tengo Belén, en unos minutos la tendrás. - dijo algo cansado por las corridas y el esfuerzo de tirar de la red.
 - ¡Si José, la estoy viendo! Por favor, por favor, apenas la atrapes,
dámela que quiero acariciarla. Debe ser suavecita. - dijo ella sonriente y emocionada.
Era la noche de los mil años cuando la luna se entregaba para cumplir con la promesa de amor de un niño.
Serena, se dejó caer en la pequeña red de ese ángel de cabellos oscuros,
que solo quería regalársela a su amiga de rizos rubios.
Cuando la tuvo en sus manos, el niño la sacó delicadamente
y la depositó en el regazo de la pequeña.
Aquel ángel rubio la tuvo en sus brazos y la acarició.
La besó largamente sin dejar de mirarla, con lágrimas blancas, puras.
Luego de un rato se durmieron juntas sobre la verde pradera,
con la luz de las estrellas iluminando sus rostros felices.
El niño se quedó toda la noche mirándolas a ambas.
Era ese el día más feliz de su vida, sentía el mundo dentro suyo,
pues Belén, su amada amiga había recibido el regalo
que él una tarde de sol, le había prometido…

Richard

27-05-19

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