miércoles, 1 de mayo de 2019

DEBAJO DE LA ALFOMBRA




La luna le estaba dando luz a la mitad del mundo.
Mientras de este lado un gorrión rojo volaba errante en la noche.
Tenía una tarea, alguien se la encomendó.
Y allá va, orgulloso y decidido pues nada lo detendrá.

Llegó y se posó en las viejas maderas del marco de mi ventana.
Me miró a través del vidrio y lo dejé entrar.
Cuando abrí, voló raudo hacia mi cuarto, atravesando la casa.
Se quedó inmóvil sobre la alfombra marrón, un regalo de mi abuela.

Encendí de la luz de la lámpara, lo miré y el gorrión me miró.
Sentí que lo enviaron para algo sin saber para qué.
Miré y pensé, una y otra vez y otra vez más.
Hasta que aquella ave comenzó a picotear la alfombra.

Se alejó, se posó en el cuadro de La calle de los Suspiros y me miró.
Levanté la alfombra y un dolor enorme me apresó.
Era un océano de tristezas, oscuro, sin luna que apareció.
Y sobre el flotaban palabras no dichas, mil promesas incumplidas, decenas de mentiras.

Cientos de verdades a medias, penas eternas, sueños perdidos, besos sin labios, soledades.
Caricias no regaladas, manos frías, silencios de amor, adioses sin miradas.
Recuerdos putrefactos, recuerdos intactos, recuerdos.
Todo lo fui escondiendo debajo de la alfombra en forma de sueños.

Debía sacar todo de allí, no podía permanecer más en ese lugar.
Y mientras mis lágrimas surcaban mi cara y mi garganta se desgarraba a gritos,
todo comenzó su vuelo hacia ese rincón del Universo donde se guardan las tristezas.
Entre brumas aparecieron rostros, gestos, palabras, manos, besos, despedidas.

El gorrión levantó vuelo y salió por la ventana, heroico.
Fue allí que mi corazón latió más fuerte, fue allí que mi alma sonrió,
al sacudirse el polvo acumulado por siglos.
Sé ahora que no esconderé más mis penas debajo de la alfombra.

                                                YA NO MAS
Richard
04-12-18 editado 26-04-19




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