Quiero escapar y no
puedo, camino, corro, peleo y seguís aquí.
Desespera mi alma
por amaneceres de cielo azul sin vos.
Creí que tomarme ese
avión sin destino sería la solución.
Pero me bajé en el
fin del mundo con vos y ninguna canción.
Ahora lo sé, afortunadamente
lo entendí.
Puedo estar en
tierra, mar, aire o en el espacio frío.
Puedo escalar la
montaña donde la tierra se termina.
Puedo perderme en
la selva más antigua y olvidada por Dios.
Puedo morir de a
poco, en la soledad de la isla más solitaria,
Que allí estarás,
conmigo, a mi lado, dentro de mí.
Pues te has
quedado, en mi corazón te has acomodado.
En mi mente te has
atrincherado y nada quiero ya de vos.
Y solo sé que poco
sé del amor.
Pero si de algo
estoy seguro es que ya no te quiero en mí.
No te quiero más,
no quiero nada más.
Andate con vos y
no me dejes nada tuyo.
Llevate todo,
hasta los sueños.
No sabés volar en
cielos solemnes y puros
Tampoco en cielos cuando
lloran tormentas y sin sol.
No sabés cómo
anidar en las nubes blancas, grises, de colores.
No sabés encontrar
el calor para protegerse del frio.
No sabés amar a un
hombre, tampoco acariciarle el alma.
Solo quiero llegar
a esa eterna playa de arenas blancas
donde nos amamos
infinitas veces.
Y allí escribir sobre
la arena tu nombre.
Una ola, solo una llegará
y lo cubrirá con su espuma,
Para llevarlo mar
adentro, para siempre.
Allí quedará, como
mil millones de nombres que descansan en el fondo del mar.
Es allí cuando mi
horizonte será solo mío.
Y regresarán los
amaneceres azules y las noches plateadas de luna y estrellas.
Y volaré con esa
mujer que sabe volar juntos, mirándose a los ojos.
Es esa alma que,
con sus ojos de niña y cuerpo de mujer, me ama desde la eternidad.
F I N
Richard
14-05-19
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